"Multaran a agosto por exceso de velocidad" Por: Olivia Applewhite y Daniel Schubert
Liverpool, 6 de Agosto
de 2012
Querida Abbe:
Aquí el tiempo seguía pasando, rápidamente…Casi a una
velocidad que daba nauseas. Seguramente multaran a agosto por exceso de velocidad.
Y la verdad es que no quería irme... ¿Para qué? Aquí en
Liverpool estoy bien, después de todo ¿Para eso está el verano,
no? Sirve para desconectar un poco y... ¿Qué mejor manera hay que alejarse de
tu ciudad, de tus amigos, de tus padres...? Al principio, como ya sabes,
pensaba que esto era un castigo. Y aun que odiaba admitirlo mi madre tenía razón.
O quizás esto fuera obra del "escritor de novelas malas para
adolescentes" daba gracia porque esto solo era una pequeña
e estúpida manera de explicar cómo había cambiado todo
desde que empezó el verano. Aún que puede que sí que fuera verdad,
porque quien sabe si alguien desde su ordenador un chico o una
chica escribía nuestra historia. O quizás somos un juego de
ordenador... ¿Quién no ha jugado alguna vez a uno de esos juegos en los que
controlas a tu personaje y es como una persona normal? Entonces, ¿Por qué no
podemos ser nosotros los personajes? Y yo tenía claro que mi vida, si es que
la escribía alguien, la escriba un "escritor de novelas malas
para adolescentes”. Claro que este no era muy original...lo primero
que había hecho es deshacerse de Louis, aun me pregunto porque, luego
lo que hizo fue que conociera a Eimi
y seguidamente me envió aquí...
Cuando abrí los ojos la luz se filtraba por la venta y
se podía apreciar que aun que hubiera sol, seguía lloviendo.
Desde hace unos días el tiempo
no había cambiado, llovía casi todos los días. A mí no
me importaba ya que me encantaba la lluvia. Y siempre, cuando veía una película o leía un
libro en el que por cualquier razón los personajes se quedaban bajo la
lluvia, me preguntaba que sentirían ahí bajo la lluvia.
Interrumpiendo mis pensamientos el gato de David de coló en
mi habitación tímidamente y se acerco a mí. Lo acaricie y me
fije en que su gato tenía unos ojos azules parecidos a los de su dueño. Tras
acariciarlo el gato se fue al lado de la venta y salto hacia la
otra habitación.
El tiempo claramente afectaba la moral de todos, incluso
por increíble que parezca a la de Ángel que siempre, no
importa lo que pasara, sonreía amplia mente.
A la hora de comer, los abuelos hablaron de la vuelta. Claramente les
gustaba tenernos aquí pero sabían que
pronto tendríamos que volver. Habían estado hablando con
nuestros padres ayer por la noche
y según parece volveríamos a casa el día 16.Solo
quedaban diez días para que volviéramos.
Como todos los días he vuelto a quedar con Daniel, quiero acabar
la lista pronto. Así que a pesar del temporal he
estado esperándole bajo la lluvia.
-Como llueve estos días-dijo Daniel acercándose-He
conseguido información de mis amigos.
-Bien-dije andando-Así la podremos acabar.
Seguimos andando hasta llegar a su casa.
-¿Cual es la última que hicimos?-dijo Daniel sentándose cerca de mí
-El número tres...nos faltan siete-dije
-Tengo unas cuantas pensadas-dijo Daniel sonriendo-Esta noche no he
pegado ojo... así que...
-Bueno, pues ya puedes empezar a escribir-dije apartándome de la
silla-Soy toda oídos
Daniel se sentó en la silla y empezó a
escribir, después a borrarlo, a volverlo a escribir
y así hasta una docena de veces. De repente se paró en seco
y empezó a pensar, acto seguido escribió la cuarta norma.
"Nº4: La mayoría de las chicas siempre intentan
cambiarte"
Mientras él escribía yo me fije en su habitación, cosa que
no hice la primera vez que estuve allí, claramente era
una habitación de chico. Estaba pintada de azul oscuro, pero
casi no se podía ver el color en algunas partes de
la habitación ya que la mayoría estaba cubierta de posters,
y tenía una gran ventana al lado de la mesa por donde se veía la ciudad.
Debajo de la ventana estaba su cama y estaba hecha.
-¿Olivia?-dijo sonriendo (algo muy común en el)
-¿Qué?-dije dándome la vuelta y mirando la pantalla del
ordenador-¿Qué pasa?
-Ya tengo la número cuatro-dijo sonriendo-¿A que soy bueno, eh?
Dos horas más tarde ya casi habíamos acabado el Nº 7 de la lista
y andábamos a casa empapados por la lluvia, que no dejaba de caer ni
un solo segundo. Nos paramos en seco cuando llegamos al número 6 (la casa de
mis abuelos) revolví en los bolsillos de mi vestido mientras buscaba
las llaves que deberían de a ver estado allí. Pero no estaban.
-¿Quieres que te espere hasta que llegue Peter?-me dijo Daniel-
-No-dije-Puedes irte.
Desgraciadamente para mi, Peter también había salido y los
abuelos y Ángel también. Así que de una vez pude
experimentar de primera mano lo que era estar bajo la lluvia. ¿Quieres saber lo
que me pareció, Abbe? Pues bien te diré: Fue horrible, asqueroso, sentía como
toda el agua traspasaba mi ropa pegándose a mi piel, el
agua me llego hasta a los huesos. Ahora sé que jamás de los
jamases querré un beso bajo la lluvia.
Estuvimos hablando, como siempre de cosas sin importancia alguna, hasta que
de repente me pregunto si seguía creyendo que los chicos
le hacían mas daño a las chicas, que las chicas a los chicos. Yo le
conteste con un "Si" rotundo, entonces este me dijo:
-Mañana te demostrare, que no tiene porque ser así.
Entonces asentí haciendo un pequeño gesto con la
cabeza y empecé a temblar del frió que de repente
hacia entonces, aún ignoro por qué, Daniel cogió y se quito su
chaqueta y se me la puso sobre los hombros. Me quede atónita no sabía
qué hacer, ni que decir así que no dije ni hice nada. Y supongo que
como él tampoco, ninguno de los dos dijimos nada.
Después de un silencio incomodo de más o menos diez
minutos apareció Peter, gracias
a Dios. Entonces me despedí de Daniel. Y este se fue
antes de que llegara Peter.
-¿Qué te ha pasado?-pregunto este abriendo la puerta-
-¿No está suficientemente claro?-dije exprimiendo una parte de mi vestido y
contemplando como salía el agua-
Peter se rió y me tendió una toalla.
Estoy harta de este "escritor para novelas malas
de adolescentes". Yo, te tengo a ti de testigo, dimito oficialmente
como protagonista de este culebrón sin sentido.
Liverpool, 7 de
Agosto de 2012
Querida Abbe:
Tal y como prometí aquí estoy escribiéndote mas o
menos casi todos los días. Hoy ha sido normal, claro eso si cuentas
las faenas que siempre me hace el "escritor de novelas
malas para adolescentes”. De verdad Abbe que tengo que buscarle un mote o por
lo menos un diminutivo. ¿Qué te parece simple y llanamente "el"? Hoy
no brilla el sol, ni cantan los pájaros, ni ninguna de esas choradas
que tanto odio porque hoy a vuelto a llover, pero hoy no pienso pasar
por lo mismo que ayer, no definitivamente no.
Después de comer, me senté en la silla
del salón de mi abuelo. No sé si serian
imaginaciones mías pero esa silla era perfecta para
leer. Así que abrí el libro y empecé a leer. No
entiendo a la gente que no lee. Simplemente no sabe lo que se pierde. Parezco
tonta, le escrito esto a alguien que lee cartas continuamente.
-¿Cual es ese el uno o el dos?-me pregunto la voz de un chico-
Me di la vuelta corriendo y allí estaba el chico del gato: David.
-El uno, pero pronto será el dos; solo me quedan dos páginas-dije señalando
el montón de dos páginas que me quedaban-¿Te los has leído?
-No, me los he relee ido mil veces-dijo sonriendo-
El chico estaba sentado en el borde de su ventana mientras me miraba.
De repente empezó a llover mucho más fuerte, haciendo
que miráramos la lluvia y que nuestra conversación,
que iba sobre libros, diera un giro de trescientos sesenta grados
y habláramos del tiempo. Algo muy común en nosotros
los ingleses.
-Vaya tiempo que hace últimamente...-comento el
chico revolviéndose el pelo castaño-
-Si-dije respondiendo a su comentario-
Jamás sabía que responder a ese tipo de comentario…y esa claramente no fue
una excepción. Si vendieran un manual para saber qué hacer y responder en
situaciones incomodas todo sería mucho
más fácil para todos. Quizás tendría que
escribirlo yo ya que nadie lo quería hacer...Lo llamaría "Manual
para saber qué hacer y decir en situaciones incomodas." Podía ver
ya el anuncio en la televisión "¿Esta harto de
las situaciones incomodas? ¿De qué se le haga un nudo en la lengua? ¿De ponerse
nervioso? ¿De quedar como un idiota al no decir nada? ¡Yo tengo
su solución! "Manual para saber qué hacer y decir en situaciones
incomodas." ¿A que espera para comprarlo? ¡Levante el trasero
del sofá y venga a comprarlo!"
Mientras yo podía ver ya el anuncio en televisión y a
millones de personas entrado y comprando el chico me dijo:
-¿Olivia? ¿Me estás oyendo?-dijo el chico mirándome y haciendo
señas-¿En qué mundo estas?
-Perdona...estaba pensando ¿Qué decías?-pregunte algo confundida
porque David me había sacado de un tirón de mis pensamientos-
-Que si te está gustando el libro-dijo cambiando otra vez
de conversación-A mi me encantó, bueno este y todos los libros de misterio
que hay y que haya habido. Supongo que es ese mi defecto "friki" me
encanta leer.
-Yo supongo que también tengo ese "defecto" como lo
llamas tu-dije seriamente-Yo lo llamo "afición"
Entonces él se echo a reír. Me explico que no era muy normal que aun
chico le gustara leer tanto y que no quería que sus amigos ni
nadie se enteraran. Yo, algo confundida, pregunte:
-¿Entonces para que se lo cuentas a esta desconocida que está en frente de
tu ventana?
-Porque veo que esta desconocida lee tanto -dijo sonriendo-o más que yo
Sonreí, no puede evitarlo Este chico, aun no sé porque, me cae
bien. No sé si será porque lee tanto o más que yo o simplemente es mi vecino.
El intento decir algo más pero entonces sonó su móvil y
me hizo una señal de que lo tenía que coger. Yo asentí le
dije adiós con la mano y acto seguido corrí las
cortinas.
Me tumbe en la cama y empecé a leer, como siempre me quede atrapada en el
libro y no me di cuenta de que ya era de hora de quedar con Daniel.
Para mi sorpresa cuando baje la lluvia ya había amainado y el ya me estaba
esperando. Daniel y yo recorrimos el camino habitual que hacíamos todos los
días, ya me lo sabía de memoria. Después de todo, poco a poco iba conociendo
Liverpool y cuanto más la conocía menos aburrida y más interesante me parecía.
Todo era igual que todos los días, salvo que esta vez no nos paramos en el
mismo piso de siempre si no que subimos un piso más. Me pregunte porque, pero
decidí esperar a que el me lo dijera o a verlo yo misma.
Nos detuvimos en frente de piso B, 4B .No sé porque memorizaba cada cosa
que veía porque tenía la extraña sensación que el “escritor de novelas malas
para adolecentes” tenía preparado algo para mi, y que tendría que volver a ese
piso, pero esta vez sola sin las ayuda de Daniel.
Antes de llamar a la puerta, Daniel se paró en seco y me miro:
-¿Te acuerdas de lo que te dije ayer?-prosiguió sin esperara a que yo le
respondiera-Pues bien, en esta casa vive un amigo de mi padre al que le paso
una cosa con una chica que… bueno, será mejor que te lo cuente el mismo en
persona. Lo único que te voy a decir es que así te demostraré con un ejemplo
real que las chicas pueden ser peores que los chicos.
Hice un gesto de asentimiento con la cabeza y seguidamente Daniel llamo a
la puerta. Aproximadamente cinco segundos después nos abrió un chico de más o
menos dieciséis o diecisiete años .Y acto seguido saludo a Daniel con una
sonrisa, después reparo en mí presencia y me miro con curiosidad.
Nos abrió la puerta y entramos en la casa. La casa olía a una mezcla de
café y ese olor que tiene los libros cuando los acabas de comprar. Sinceramente
Abbe, esa casa parecía sacada de una película muda de los años treinta. Era
casi completamente blanca y negra. Las paredes estaban pintadas de azul de
blanco o de gris. Y en cuanto a los muebles,
todos eran negros o marrones el único color que había en esa casa era el
de los cojines que había junto al sofá y el de los cuadros que estaban colgados
en la pared.
El piso era bastante grande, contaba con un gran despacho que estaba
situado justo en el centro. Se podía
apreciar que en esa casa, quién fuera que viviera ahí, leía mucho, mucho más
que yo y David juntos. Y eso es decir bastante, créeme.
Antes de darme cuenta estaba sentada en el sofá del salón mientras el chico
me miraba y Daniel, no sé porque, había desaparecido repentinamente.
-No nos han presentado aun-dijo mientras me tendía la mano y yo se la
estrechaba-Soy Damen.
-Olivia-conteste un poco confundida por la situación en donde me había
metido-
Damen, un nombre bonito. O por lo menos para mí lo era. Por un momento
perdí la vergüenza y examine a ese de chico de arriba abajo. Tenía un pelo
oscuro y corto. Y unos ojos azul grisáceo que pegaban perfectamente con la
sonrisa que se dibujaba en su rostro. No cabía duda de ese chico era guapo.
Después de mi deducción y examinación no pude evitar sentirme bastante
avergonzada y bajar la mirada hasta el suelo donde el parqué relucía.
-Bonito nombre-dijo el continuando la conversación, cuando yo ya la daba
por acabada-Daniel habla mucho de ti, bueno no es lo que haga mucho…Solo lo
hizo ayer pero es la forma en que lo hace…
Me disponía a contestarle cuando en la habitación irrumpieron Daniel y un
hombre de unos cuarenta y tantos años ataviado con un traje gris. Por un
momento tuve la certeza de a ver entrado en una película en blanco y negro.
¿Por qué me había traído Daniel aquí? Daniel me miro y me sonrió. Después junto
con Damen se sentó a mi lado y el hombre en frente de nosotros.
-¿Cómo te llamas?-pregunto dirigiéndose hacia mi-
-Olivia-respondieron al unisonó Damen y Daniel-
El les reprimió con la mirada mientras ellos se miraban y se reían
mutuamente y dijo:
-Le he preguntado a ella, no ha vosotros.
Le dije mi nombre y él me dijo el suyo: Sr Wycombe aun que me conto que
cuando era joven había sido simple y llanamente Jacob.
Me conto lo que Daniel le había contado de mí y lo de la lista y después
sonrió y me dijo:
-Te voy a contar una historia, y de primera mano ya que le ha sucedido a
este que tienes delante.
Sonreí este hombre me caí extraña miente bien y Damen no sé porque también.
Ahora mismo te contaría la historia Abbe, pero siento que aun que lucho
frenéticamente contra él, el sueño de apodera de mi y en cuestión de minutos
mis parpados se cerraran.
Así que la historia te la contare mañana cuando este despierta y pueda
hacerle justicia.
Me despido por hoy,
Olivia Applewhite
"Multaran a agosto por exceso
de velocidad" Por: Olivia
Applewhite y Daniel Schubert
Os puedo asegurar que conocía las artimañas del entrenador mejor que nadie.
Pero esta no, hoy me ha machacado literalmente en el entrenamiento, y cuando digo literalmente es literalmente, no exagero.
Mientras los demás no hacían nada, me estuvo machacando. De verdad, me
siento como si hubieran cogido una apisonadora y me hubieran aplastado debajo
de ella, una y otra vez.
Después del entrenamiento me duche en las nada higiénicas y nada
recomendables duchas. Si por mí fuera no las hubiera pisado en mi vida y menos
en paños menores. Pero claro como el entrenador lo dice, hay que hacerlo.
Mientras el agua, fría como solo lo estaba en esas duchas, me recorría sentía
como se rescrebrajaban mis huesos y temí que pronto quedaran reducidos a polvo.
Después de cambiarnos y de ducharnos David y yo salimos del entrenamiento.
David no estaba tan mal como yo, pero tampoco se lo había pasado tan bien como
los demás. Para entrenar siempre tenías
que elegir una pareja y al que se ponía conmigo le auguraba un mal futuro.
Gracias a Dios, su madre, vino a recogerle impidiendo así que tuviéramos
que andar hasta casa.
Las gotas, causadas por la lluvia, se deslizaban por los cristales y
empañaban totalmente el cristal, impidiendo totalmente que se pudiera ver a
través de este.
Me eche hacia atrás sintiendo como crujían mis huesos y mire a David,
estaba sentado en el asiento de al lado y miraba a través del cristal. No sé
porque me dio la sensación de que estaba solo en el asiento de atrás, de que
David estaba tan metido en sus pensamientos que en ese momento se encontraba
bastante lejos de mi.
El era sin duda mi mejor amigo, fue el primero que conocí cuando llegue
aquí. Nos llevábamos muy bien, desde el primer día. Claro que aun había cosas
de David que aun ahora sigo sin entender. La primera sin duda era su relación
con Grace, y la segunda donde pasaba tanto tiempo, que hacía, sospechaba desde
hace tiempo que tenía un hobby oculto que no quería desvelarnos a ninguno.
-Danny cariño, ¿Quieres comer hoy con nosotros?-me pregunto su madre
mientras miraba por el retrovisor-
La pregunta me pillo un poco desprevenido, no me lo esperaba. De todas
formas acepte y le envié un mensaje a mi hermana Neriah. Aun que de todas
formas, nadie se preocuparía si no venía a comer, podías hacer lo que quisieras,
ir a donde quisieras pero eso sí, tenias que dormir en casa. Las cosas en casa
de papa eran muy diferentes a las de mama. Para salir ella te sometía a un
interrogatorio de tercer grado aun que solo fuera a tomar el aire y solo
estuvieras a un metro de casa.
Por un momento, me sentí bastante perdido ¿Dónde estábamos? Había estado en
casa de David varias veces y ese no era su barrio. Pero ese barrio lo conocía
demasiado, había estado allí todas las tardes bajo esa misma puerta por la que
el coche pasaba.
Entonces lo entendí, recordé que los padres de David se habían divorciado
hace dos meses y tras el divorcio su padre se fue y su madre decidió que no
podía vivir en la misma casa de antes, que tenían que mudarse…Así que como no
podía dejar la ciudad por el trabajo, se mudo a la casa que estaba al lado de
la de Olivia, la que pertenecía a los abuelos de David.
Entramos en la casa en la que reinaba el silencio, lo que daría yo porque
en mi casa durante las vacaciones hubiera un poco de eso.
David vivía solo con su madre, ya que su hermano mayor, Sean, ya había
acabado la universidad y hacia bastante tiempo que se había independizado.
Resumiendo que ahora David era prácticamente hijo único. Lo que daría yo por
eso.
-Oye, no me habías contado lo de la mudanza…-dije entrando en su nueva
habitación-
-Hace unos meses que estas en otro mundo,
Danny-me dijo tumbándose en la cama-
-Eso es verdad, los dos estáis en otro mundo-dijo una voz masculina-
Pablo acababa de irrumpir en la habitación de David. Los dos nos miramos y
luego volvimos la vista hacia él. ¿Qué haces aquí? Le preguntamos ambos con la
mirada, este sonrió y dijo:
-He venido a por mi libro, me lo deje aquí el otro día.-tras haber dicho esto
se dirigió a una de las estanterías y cogió un libro, después nos miro y
prosiguió-Volviendo al otro tema, yo no entiendo que os pasa.
-¿Qué?-preguntamos al unisonó.
-Tú, tienes una novia insoportable que ahora te absorbe totalmente-dijo señalando a David,
después se giro hacia mí y me dijo-¡Tu, aun eres mucho peor! Al principio te
pasabas en casa todo el día, y ahora sales todos los días…pero no sabemos con
quien. ¿Se puede saber que os pasa?
Ninguno respondió. David y yo intercambiamos una mirada y después nos
encogimos de hombros. Pablo frunció el ceño y volvió a preguntar, esta vez más
fuerte para asegurarse de que lo habíamos oído. Le oímos nosotros y supongo que
alguna persona en Nueva York también.
No quería que supieran quien era Olivia, prefería guardármelo, como un
secreto. Además cada vez que me decía a mí mismo “¿Y por qué no? ¿Qué pude
pasar?” Mi cerebro se planteaba la pregunta del millón: ¿Cómo la presentaría
como mi amiga…como mi novia…como…? Claramente ella no era mi novia y por eso no
podía presentarla como tal. Pero si la presentaba como mi novia podían pasara
dos cosas:
1º Que mis amigos no se lo tragaran y la tomaran por mi novia.
2º Que aceptaran que solo era mi amiga, pero que alguno se lancera a por
ella.
A parte de David, ninguno estaba en una relación estable. Pablo acababa de
romper con su novia, porque ella se mudaba. Ryan no había salido con una chica
seriamente desde más o menos cuando llegaron los dinosaurios. Ahora enserio,
desde el pasado Noviembre. Derek estaba harto de las chicas. Eric no soportaba
a ninguna chica de aquí después de que su novia le hubiera engañado. Ethan
estaba liándose con una chica, pero no tenía nada serio con ella. Y por ultimo
Jason este era un caso especial, era el tipo de chico que todas las chicas
después de haber salido con él unos días define como “cabron” o con adjetivos
similares. A Jason le gustaba ir de flor en flor su lema era “Si hay millones
de chicas en el mundo, ¿Por qué solo vas a besar a una?” Creo que con esto os
podéis hacer una idea de por qué no se la quiero presentar a mis amigos.
-Esto es lo que se hace cuando tienes novia, pasas un poco de tus amigos
pero solo porque… no quieres que se enfade contigo. Cuando tengas novia seria
no lo entenderás-dijo David incorporándose y mirando a Pablo-
-¿Una como Grace? ¡No, gracias!-atajo Pablo, que sabía perfectamente que
eso le dolería a David, a él no le gustaba nada que insultáramos a su novia,
pero solo le decíamos la verdad.-Es peor que un cáncer.
David bufo y se sentó al lado de la ventana. Después se puso a mirar a
través de ella, como si buscara a alguien. Era curioso la separación entre su
ventana y la de su vecino era mínima. Daba la sensación de que si dabas un paso estarías en la casa de al lado.
Esperad…esperad… la casa que está al lado de la David ¿No era la casa de
Olivia? Reconocía esa fachada en
cualquier parte, era la casa de Olivia. Un escalofrió me recorrió, me sabia las historias que Olivia había
tenido con sus vecinos porque yo mismo le había pedido que me las contara.
Primero estaba la de Louis, alguien que aun que no conozco sé que si algún día
me lo encuentro le pegare un puñetazo, su ex mejor amigo, que antes de irse a
Alemania le había pedido salir. Y por último pero no por eso menos importante
estaba, Ian, su nuevo vecino tan “majo”.
-Chicos, bajad ya a comer-dijo la madre de David desde la cocina-
Mire a mí alrededor y me encontré con que de Pablo no había rastro y David
estaba mirándome, cuando empecé a mover la cabeza hacia los lados buscando a
Pablo este me dijo:
-Se fue hace veinte minutos.
-No me había dado cuenta-dije ladeando la cabeza-
-Estabas… ¿Cómo decirlo?-empezó David-Si, ausente
-Estaba pensando.-dije mirándole-
-¿En quién?-susurro cuando oía que los pasos de su madre se acercaban-
Su madre interrumpió nuestra conversación cuando verdaderamente estaba
dudando si contarle lo de Olivia o no.
Cuando
me di cuenta ya estaba en casa, tumbado en mi cama y comiéndome el coco como
siempre. Me di una ducha y me adecenté todo lo que pude. Cuando llegue seguía
lloviendo, pero no me importo.
Estuvimos
trabajando en la lista, como siempre y tampoco hablamos de algo que merezca la
pena ser mencionado. Bueno, quizás algo
sí. Cuando la acompañe a su casa como todos los días, aun no había parado de
llover y como ella se había dejado las
llaves en casa tuvimos que esperar bajo la lluvia. Hacía bastante frio así que
le di mi chaqueta y no le dije nada ¿Qué queríais que hiciera? No sabía qué
hacer, pero tampoco importo, porqué enseguida apareció Peter y volví a casa.
Hoy me
tocaba hacer la cena a mí, por supuesto no hice nada que fuera comestible. Como
habréis podido adivinar a mí cocinar no se me da nada bien. Y ya estaba otra
vez comiéndome el coco pensando en que debía y que no debía hacer. Había echo
un trato con Olivia, le prometí que cambiaria de opinión tengo un plan, pero
dudo que funcione.” No te preocupes, Danny seguro que su nuevo vecino le hace
cambiar de opinión fácilmente. Y así matas dos pájaros de un tiro. Tu mejor
amigo deja a Grace y se va con tu amiga.
Además tu siempre dices que no te gusta entonces… ¿Por qué te molesta?” Era una
voz que siempre se colaba en mi cabeza para hundirme, era mi antiguo yo que
estaba esperando para salir. ¿Tenía razón?
Rápidamente
pegue un salto y me levante de la cama. Atravesé corriendo mi casa y llegue a
la del señor Wycombe. Llame al timbre y me abrió la puerta Damen.
-Hola,
Danny-dijo abriéndome la puerta-Y antes de que lo preguntes: Sí, sí está en
casa.
Una
pequeña sonrisa de dibujo en mi cara. Entré y me senté en el salón y después de
un rato vinieron los dos y se sentaron. El señor Wycombe esta sonriente y
parecía contento. Algo no muy habitual en él.
-Veréis…quería
pediros un favor-dije -
-¿Sobre
qué?-preguntaron los dos a la vez-
-Sobre
una chica-dije proponiéndoles mi idea-
En
cuanto oyeron la palabra “chica” empezaron a sonreír, con la típica sonrisa de “¡Oh, que mono, le
gusta una chica!”Pero enseguida se lo aclaré y la idea a ellos les pareció bien
así que ya le había ganado a Olivia, después de esto cambiaria completamente de
opinión. Esta vez parecía que yo había ganado.
Cuando
me desperté ya era de hora de irme y papa se había asegurado de que fuera
pidiéndole al padre de Pablo que me llevara.
-¿Qué
tal llevas el francés?
-Bastante
bien, creo que apruebo seguro-dijo Pablo-No es justo a Jason y a Ryan les han
aprobado por nada.
-Si
tienes a la señorita Laroche es así, te aprueba por nada, a mí nunca me ha
tocado-dije mientras miraba que hoy volvía a llover-
-Normal
que estudien, con lo buena que esta, y si aun encima te aprueba por nada...Pero
si tienes a la mía que tiene casi 70 años-comento Pablo-
Esta
vez, el entrenador no la pago conmigo, por increíble que parezca, le estaba
echando la bronca a Andy porque estaba saliendo con su hija. Para su desgracia
tenía una hija de nuestra edad, así que la venganza más usada contra él era
salir con su hija. ¿Que si lo he hecho alguna vez? Pues no y tenía claro que
nunca lo haría. Ya tenía suficiente con aguantarle a él todas las mañanas como
para que tener que aguantar a su hija por las tardes.
Por la
tarde, había llegado la hora decisiva .Así que cuando apareció Olivia la lleve
a casa del señor Wycombe.